No seré exagerada.
En realidad no aprendí a andar para coger un lápiz. Si lo hice fue para oler la primera maceta que encontré por casa (y de paso hurgar con mis dedos regordetes en su tierra).
Según mis recuerdos con esos dedos hice mi primer dibujo (reconozco que algo primitivo) en la pared del salón. Según los de mi madre lo que hice fue jugar por primera vez al escondite para evitar la regañina.
Desde entonces el dibujo ha sido mi refugio pero nunca hasta ahora me lo había tomado tan en serio.
Confío en que te guste y podamos trabajar juntos.
¡Estoy deseando trabajar con TODO el mundo!